Descripción
Imperial
Rodeado de interminables praderas verdes, un camino conduce a través de una densa avenida de tilos en flor, a un peculiar jardín lleno de arbustos de jazmín silvestres, pero delicados. En su centro crece un solitario cerezo, cuyos frutos colgantes son más oscuros que el cielo nocturno. En lo alto del jardín, sobre un acantilado de hierro oscuro cubierto de violetas y lirios del valle, se alza la fortaleza imperial, resplandeciente en la noche estrellada. Los altos muros dorados que la protegen parecen impenetrables, pero en realidad están vivos y hechos de suaves mimosas. Y allí, escondida en una cámara de la torre más alta, llena de antiguos pergaminos, se encuentra una figura que lleva una túnica de puro algodón blanco y parece muy satisfecha mientras sostiene un frasco de aspecto bastante precioso de un perfume muy especial.